La Ansiedad y el Calor

La Ansiedad y el Calor

En artículos anteriores hemos ido explicando la importancia que tiene nuestro cuerpo y su fisiología en nuestras reacciones físicas y mentales. Por ejemplo, el estrés continuado genera un incremento del cortisol, lo que influye increíblemente en nuestro bienestar (Qué efectos tiene el cortisol en nuestro bienestar) y el cansancio extremo muchas veces tiene que ver más con nuestro intestino que con nuestro cerebro (El Intestino nuestro segundo Cerebro).

Pero hoy vamos a hablar de la Ansiedad y el Calor, es decir, de cómo el calor influye drásticamente en nuestro organismo y la repercusión que esto puede tener en las personas que vienen padeciendo Ansiedad Patológica u otra dificultad emocional. Quédate 5 minutos con nosotras para descubrir la influencia que el calor tiene en la ansiedad y qué podemos hacer para combatir esta situación.

Calor y Metabolismo cerebral

Tenemos la santa manía de creer que “todo está en nuestra mente” y nos olvidamos de que somos un organismo muy complejo dominado por las reacciones fisiológicas y químicas que se dan en el cuerpo y que permiten nuestra supervivencia.

Como seres vivos, los humanos producimos calor, consumimos oxígeno, liberamos dióxido de carbono y procesamos materia orgánica en todo momento. Por este motivo, tenemos una serie de mecanismos que permiten mantener nuestro equilibrio interno (homeostasis). No obstante, este equilibrio se consigue “luchando” contra los agentes ambientales a través de nuestra autoregulación corporal.

Por este motivo, es importante saber que una de las peores cosas que vive nuestro organismo, es un DESAJUSTE DE TEMPERATURA, pues de ello dependerá nuestra supervivencia. Esto significa que nuestro organismo pondrá en marcha cualquier recurso para asegurar que nuestra temperatura corporal no baje de 31 grados y no sobrepase los 42, pues fuera de esos límites la vida del organismo es imposible.

DESAJUSTE DE TEMPERATURA

Nuestro organismo pondrá en marcha cualquier recurso para asegurar que nuestra temperatura corporal no baje de 31 grados y no sobrepase los 42.

Por otro lado, el cerebro es el órgano que consume más energía y usa una gran cantidad de esa energía para procesar información. Lo hace gracias a dos sustratos importantes: la glucosa y el oxígeno. Por tanto, el mantenimiento de la actividad metabólica cerebral es muy costoso y no tenemos “reservas suficientes” para llevarla a cabo. Es decir, depende de nuestra alimentación principalmente, que podamos utilizar esas funciones cerebrales.

Otro dato importante a tener en cuenta es que, el cerebro humano puede llegar a consumir unas 350 calorías al día, es decir, el 20% de la Tasa Metabólica Basal (el total de calorías imprescindibles que necesitas al día para que tu organismo funcione saludablemente). Por tanto, cuando estamos un día entero estudiando o la ansiedad nos lleva a tener pensamientos intrusivos y recurrentes, el cerebro se convierte en un auténtico foco de quema de grasas y otros recursos energéticos.

NUESTRO CEREBRO

El cerebro es el órgano que consume más energía
y usa una gran cantidad de esa energía para procesar información

La Ansiedad y el Calor

¿Pero cómo se relacionan la ansiedad y el calor?

Según lo anterior, cuando llega el calor nuestro cerebro necesita realizar un sobreesfuerzo importante para ayudar a mantener la temperatura corporal dentro de esos márgenes saludables. Pero este objetivo se logra gracias a la capacidad de aumentar nuestro metabolismo (poner en marcha los mecanismos que permiten darnos “más energía” para enfrentar un reto ambiental) y eso pasa sobre todo en el cerebro.

Es por este motivo que cuando hace un calor excesivo, el cerebro está hiperactivo, pues intenta por todos medios mantener la temperatura saludable de nuestro organismo. Y es todo ese esfuerzo y aceleración lo que provoca una serie de reacciones a tener en cuenta:

  • Estado de irritabilidad debido a la hiperactivación y la “incapacidad” de tolerar ese malestar.
  • Cansancio extremo debido al sobreesfuerzo del organismo.
  • Posibles desmayos debido a la falta de glucosa (importante regular con la alimentación) o a la falta oxígeno (con el calor podemos tener la sensación de ahogo y, en consecuencia, hiperventilar, lo que provoca una disminución en la entrada de oxígeno).

Y es aquí, cuando todos los planetas se alinean, donde aparecen esos síntomas que tanto conocemos: la sensación de nerviosismo y activación que preceden a la ANSIEDAD.

HIPERACTIVACIÓN CEREBRAL

Cuando hace un calor excesivo, el cerebro está hiperactivo, pues intenta por todos medios mantener la temperatura saludable de nuestro organismo.

Si a esto le añadimos las temperaturas extremas que nos está impidiendo dormir (la temperatura óptima para descansar son 21-22 grados), podemos comprender mejor de donde baja la mala leche de muchos, las pocas ganas de otros y la angustia de la mayoría.

Todo esto nos explica, en rasgos generales, cómo reacciona nuestro organismo ante el incremento de la temperatura, pero esta misma explicación nos serviría también para las bajas temperaturas, el incremento de la humedad, los cambios en la presión atmosférica o los violentos vientos que en ciertas zonas acontecen.

Las diferentes reacciones de las personas dependerán principalmente de 2 factores: la sensibilidad del organismo (Metereosensibilidad) y su capacidad de adaptación.

TUS REACCIONES DEPENDERÁN...

De si eres metereosensible y de tu capacidad para adaptarte a los cambios.

Metereosensibilidad

No todas las personas reaccionan a los cambios ambientales de la misma manera. Y es importante aprender que, aunque podamos incorporar mejores estrategias que nos ayuden a regular mejor estas reacciones, lo que no podremos modificar es la SENSIBILIDAD a las mismas. Pues dicha sensibilidad no es mental, sino BIOLÓGICA Y ORGÁNICA, algo con lo que nacemos al igual que nuestro color de ojos.

De esta manera, cuando una persona es más sensible a los cambios del tiempo, significa que tiene Metereosensibilidad. No obstante, la susceptibilidad a los cambios meteorológicos también depende de la edad, la mala forma física y la debilidad debida a distintas enfermedades. Por este motivo, cuidar de nuestro cuerpo es sumamente importante para que pueda autorregularse mejor.

Como dato curioso, las personas con esta sensibilidad es tal que en Alemania la previsión del servicio nacional de meteorología incluye advertencias dirigidas a los “pacientes sensibles al tiempo”.

NOTA CURIOSA

En Alemania la previsión del servicio nacional de meteorología incluye advertencias dirigidas a los “pacientes sensibles al tiempo”.

Además de informar sobre los niveles de ozono a ras de suelo, los de concentración de polen y el índice de radiación ultravioleta, los hombres del tiempo alemanes avisan a quienes sufren migrañas y artritis cuando se dan las circunstancias meteorológicas que puedan afectarles. Después del conocido mapa con soles, nubes y lluvias, aparece otro con caras sonrientes, indiferentes o molestas. ¿No os parece sorprendente y genial al mismo tiempo?

Volviendo al tema del calor, si ya de por sí el calor extremo desata síntomas de ansiedad, irritabilidad y nerviosismo en todos, pues imaginemos en aquellas personas que ya llevan en su mochila el miedo, la sensibilidad extrema u otras dificultades físicas.

Una cuestión de Adaptación

A todo lo anterior hay que añadirle la ADAPTACIÓN que nuestro organismo necesita hacer cada vez que se produce un cambio drástico de temperatura. El cuerpo se va a ir adaptando, pero no lo puede hacer de forma abrupta y menos si nos acogemos al aire acondicionado de continuo. Es decir, todos recurrimos a él y es natural, pero cada vez que salimos a la calle nuestro organismo debe hacer un esfuerzo ATROZ para llevar a cabo la adaptación a una diferencia de temperatura tan grande y, por ello, acabamos TREMENDAMENTE CANSADOS E IRRITADOS pues volvemos a necesitar muchos recursos de nuestro organismo para poder llevarlo a cabo.

Necesitamos recordar que nuestra salud depende en buena medida de que sepamos adaptarnos a los cambios en nuestro entorno. El frío, el calor, los vientos, la humedad, las proporciones de iones negativos y positivos o los cambios en la presión atmosférica pueden desequilibrarnos y favorecer la aparición de una amplia variedad de síntomas.

¡IMPORTANTE!

Nuestra salud depende de que sepamos adaptarnos a los cambios en nuestro entorno.

En la sociedad del bienestar en la que vivimos, tendemos mucho a “estar cómodos”. Es más, un gran % de nuestros recursos físicos y mentales se dirigen a la búsqueda de esta comodidad. Y, aunque es natural, el precio que pagamos es un gran desgaste cada vez que no podemos “controlar” un malestar impuesto ya sea por el tiempo o por una circunstancia difícil que nos presente la vida.

La supervivencia del ser humano siempre ha dependido de su capacidad de adaptación (ahora le podríamos llamar resiliencia) pero, contradictoriamente, ahora es precisamente lo que más evitamos hacer: ADAPTARNOS, y el precio que estamos pagando es el de nuestra SALUD MENTAL pues creemos que “mejorando, cambiando, decidiendo…” vamos a estar BIEN EN TODO MOMENTO y esto es un IMPOSIBLE que genera frustración, tristeza y mucha, mucha ANSIEDAD.

¿Cómo combatir la Ansiedad y el Calor?

Después de todo lo anterior, es importante concentrarnos en qué podemos hacer para mejorar la gestión de esta situación. Puedes empezar por aquí:

Conoce y acepta el funcionamiento de tu organismo

Deja de luchar contra tu mente y aprende sobre el funcionamiento de tu organismo para entender sus reacciones y aceptarlas sin querer cambiarlas. Esto te ayudará a poner el foco en aquellas cosas que SÍ puedes hacer para llevar mejor la situación.

Deja la comodidad de lado

Aprende a tolerar el calor, el frío y las sensaciones desagradables en general. NO hace falta que lo hagas en extremo, pero si te acostumbras, por ejemplo, a ducharte con agua fría a ratos, cuando tengas frío “impuesto” no te molestará tanto. Habrás reeducado a tu organismo a tolerar mejor esas sensaciones.

Ojo con la actividad metabólica

No incrementes inútilmente tu actividad metabólica (consumo de energía innecesario). Deja de abanicarte como si no hubiera un mañana que eso lo único que hace es excitarte más. Entre los aspavientos y los movimientos generamos más esfuerzo y tu organismo ya está haciendo un imposible para regular la temperatura, no le des más trabajo. Para ayudarle, cuando te dé el SOFOCÓN, estate lo más quieto posible y respira tranquilamente, verás como la sensación de calor va bajando progresivamente.

Cuida lo que comes y bebes

Evita aquello que pueda incrementar tu temperatura corporal, no comas grasas en exceso ni bebas alcohol o cafeína pues ello puede incrementar la temperatura interna de tu cuerpo.

Distrae tu mente

Distrae tu mente y haz actividad moderada a la noche. Aunque parezca contradictorio, estar sentado todo el día no te va a ayudar pues cada vez estarás más negativo. Sal para pasear por la noche que las temperaturas son más agradables.

Evita el exceso de las redes sociales

Deja de mirar como “todos están felices en la playa y en la piscina”. La creencia social de que “en vacaciones tenemos que ser felices” es una santa tontería. Puedes estar o no feliz en cualquier época del año, pero esta creencia puede hacerte mucho daño si el calor está “tumbando tu equilibrio”. Solo falta que encima te exijas ser feliz porqué “ahora es lo que toca”. Céntrate en cuidarte y mejorar tu bienestar poco a poco y ya vendrá el tiempo de disfrutar.

Si necesitas mejorar la gestión de tu ansiedad quizás es el momento de probar nuestro:

Superar la ansiedad patológica es clave para nuestro bienestar y nuestra salud mental. – Carolina Blanco

Cualquier desajuste emocional o malestar físico puede generarte un gran sufrimiento, llegando a sentirte perdid@ o con incapacidad de recuperar tu bienestar. Acudir a terapia te ayudará a entender y manejar tu dificultad con mayor facilidad. ¡Contáctanos!

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Acerca del Autor:

Mi nombres es Carolina soy Psicóloga y Coach. Gracias a mi experiencia y mi formación me he especializado en el Tratamiento para librar a las personas de la Ansiedad y ayudarles a recuperar la confianza en sí mismas en menos de 20 sesiones y a través de un MÉTODO PROPIO.

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