¿Cómo mejorar nuestra Resiliencia?
¿Cómo mejorar nuestra Resiliencia?
Mejorar la Resiliencia es una de las mayores capacidades que posee el ser humano para no solo rehacerse ante cualquier adversidad, sino también para salir fortalecido de la nueva experiencia vivida. De ello depende el desarrollo de una serie de cualidades, tal y como comenté en mi artículo anterior.
En general, sabemos que la persona se mueve por el llamado principio de placer. Según Freud, este principio define al conjunto de la actividad psíquica que tiene por finalidad evitar el displacer y procurar el placer. Es decir, podríamos decir de forma abreviada que el ser humano, en general, evita los conflictos y el malestar de forma natural.
No obstante, esta evitación puede provocar el efecto contrario al bienestar que buscamos. Si no nos exponemos al conflicto y a los problemas tampoco podemos aprender a enfrentarlos y, en consecuencia, nuestra capacidad y creencia para solventarnos ante situaciones difíciles queda totalmente mermada. Y con ella, nuestra Autoestima y nuestra Autocreencia.
PRINCIPIO DE PLACER
Sabías que...
El ser humano, en general, evita los conflictos y el malestar de forma natural
En cambio, aquellas personas que han debido enfrentar situaciones difíciles y han podido sobrevivir emocionalmente (o incluso físicamente) a ellas, son personas que han cultivado su Resiliencia y, por tanto, su capacidad para resolverse en la vida ante cualquier adversidad.
Pero ¿qué hacemos si no hemos vivido situaciones traumáticas que nos hayan dado la oportunidad de generar este crecimiento? ¿Podemos fomentar nuestra Resiliencia? La respuesta es claramente, ¡SÍ! Y para ello tomaremos como guía el modelo de la Casa de Vanistendael.
La Casita de Vanistendael
Vanistendael es uno de los estudiosos de la resiliencia y él la define como un proceso dinámico, una capacidad que se construye a través de los reveses que nos ofrece la vida.
Este autor hace una comparación entre la forma en que construimos una casa y la forma en que se construye nuestra resiliencia. Ambas construcciones son dinámicas, constantes y requieren de un mantenimiento. En una casa, cada una de las estancias está conectada a través de pasillos, ventanas y escaleras. De igual forma, nuestra Resiliencia incluye la conexión entre las diferentes dimensiones que podemos ver en la siguiente figura y que detallaremos a continuación.
Construyendo mi Resiliencia
Como la construcción de una casa, la construcción de la resiliencia se empieza “por los pies”.
EL SUELO: donde deben quedar cubiertas nuestras necesidades básicas de sueño, comida, hogar, sexualidad, trabajo, etc. Constituyen los mínimos necesarios para avanzar. Es la base de la pirámide de necesidades de Abraham Maslow. Es decir, no podemos crecer en recursos propios si este suelo no es ESTABLE y está bien asentado.
SUELO Y ESTABILIDAD
Sabías que...
No podemos crecer en recursos propios si este suelo no es ESTABLE y está bien asentado.
LOS PILARES: donde se ubican las redes sociales y los vínculos afectivos. Una vez superado el nivel anterior debemos trabajar sobre nuestros vínculos y la aceptación propia. El ser humano necesita de vínculos afectivos y de la sensación de aceptación y pertenencia a la comunidad para poder seguir escalando en el crecimiento personal.
EL PRIMER PISO: tiene que ver con la capacidad de introspección y con la búsqueda de sentido. Es decir, debemos ser capaces de dar sentido a aquello que nos sucede para poder así DARNOS CUENTA y buscar soluciones que realmente nos permitan lograr el bienestar.
EL SEGUNDO PISO: aquí encontramos la autoestima, las aptitudes personales y sociales y el sentido del humor. Son las herramientas imprescindibles para afrontar cualquier revés en la vida.
EL TECHO: aquí encontramos la apertura a las nuevas experiencias. Es decir, la capacidad para salir de nuestra zona de confort y poder superar así nuestros miedos. Esto nos hará crecer y sentirnos competentes para lidiar con cualquier circunstancia difícil que se nos presente en la vida.
EL TECHO
Sabías que...
En el techo se encuentra la capacidad para salir de nuestra zona de confort y poder superar así nuestros miedos
Cuando sufrimos y sentimos que no podemos superar la situación vivida nos puede servir de mucha ayuda recordar esta construcción al tiempo que nos preguntamos: ¿Mis necesidades básicas están cubiertas? ¿Mi sufrimiento tiene que ver con mis relaciones? ¿Está deteriorada mi Autoestima?
Quizás están buscando salir de tu zona de confort y superar tus miedos sin antes haber asentado el suelo o los vínculos que sostienen tu vida. Al reflexionar sobre ello, podemos ver que el problema, quizás, no es tanto superar el miedo y la ansiedad sino empezar a “arreglar” los primeros peldaños de nuestra casa interior. En consecuencia, fomentaremos mejorar la resiliencia para ir escalando en objetivos vitales y poder, así, sentirnos solventes a la hora de combatir nuestros miedos.
¡Si te ha gustado este artículo déjame tu comentario!
¡Comparte este artículo!
Acerca del Autor:
Deja tu comentario
Debes iniciar sesión para escribir un comentario.
Síguenos: