Ansiedad por Comer
La dificultad para gestionar nuestras emociones tiene múltiples repercusiones negativas en nuestra vida, una de ellas es la Ansiedad por comer.
Una de las manifestaciones de la ansiedad por comer es el ATRACÓN. Famoso enemigo que nos visita de forma imprevista y descontrolada haciendo que arrasemos con toda una despensa llena de “porquerías insanas”. Esa forma compulsiva de comer tiene un objetivo: calmar al monstruo hueco que nos crece a veces por dentro y al que llamamos VACÍO. Ese vacío de insatisfacción, estrés, tristeza, soledad y dolor que no sabemos calmar y del que ni tan siquiera conocemos su origen pero que cuando nos atrapa no lo podemos ignorar.
En artículos anteriores os hemos ido hablando del Intestino, nuestro segundo cerebro con el objetivo de entender la importancia que tiene esta parte del cuerpo en nuestra regulación emocional. Por otro lado, en el próximo artículo, os hablaremos también de Qué comer para combatir la Ansiedad.
Pero ahora vamos a centrar este artículo en comprender qué es la Ansiedad por comer y qué la provoca. Quédate 5 minutos con nosotras para entender mejor este tipo de ansiedad, sus causas y cómo aprender a gestionarla.
La Ansiedad por comer
Cuando hablamos de Ansiedad por comer nos referimos a aquella hambre “emocional”, es decir, esa “ansia” por comer un alimento en especial o por “satisfacernos” con la comida, pero que en el fondo no es un hambre real. Por tanto, cuando la sentimos es altamente probable que recurramos a un tipo específico de alimento que suele contener un alto contenido en grasas, carbohidratos y/o azúcares.
Esta necesidad por comer suele aparecer de forma impulsiva e incontrolada y la persona se siente “incapaz” de sostener, modificar o gestionar el impulso de satisfacerla. Es decir, la persona siente que necesita comer, aunque realmente no tenga hambre, para poder satisfacer “algo” que le está perturbando. Y ese “algo” se traduce en un conflicto emocional que no está resolviendo de forma adecuada, por tanto, la persona come para saciar unas necesidades emocionales y no físicas.
ANSIEDAD POR COMER
Hambre real vs. Hambre emocional
Uno de los pasos más importantes para poder aprender a gestionar la ansiedad por comer es aprender a diferenciar el hambre real del hambre emocional. Esta última, tiende a aparecer de forma repentina, impulsiva y con una intensidad tan alta que es difícil resistirse a ella.
Para empezar a identificarla vamos a detallar una serie de señales o síntomas que nos pueden ayudar a saber que estamos ante hambre emocional y no física:
Aparece de forma imprevista y repentina.
No la sentimos en el estómago en si. Más bien empiezan a surgir una serie de imágenes en nuestra mente sobre comida, nos imaginamos el sabor de dicha comida, su textura, lo apetecible que es, etc.
Comemos para “sentirnos bien”. No obstante, al acabar nos sentimos decepcionados pues todo sigue “igual” o peor por los sentimientos negativos que luego tenemos: culpa, arrepentimiento o vergüenza.
Nos apetecen ciertos alimentos en concreto que suelen ser aquellos cargados de grasas o comida basura.
No nos sentimos saciados hasta estar totalmente llenos o incluso con cierto malestar físico.
El bucle de la Ansiedad por comer
Como podemos deducir, el problema en sí no son los alimentos que ingerimos, sino las causas que hacen que comamos de manera compulsiva. La persona entra en un bucle o círculo vicioso del que no puede salir:
La persona come porque esto hace que se sienta bien a corto plazo. Esto puede darse porqué el acto de comer libera numerosos neurotransmisores como la dopamina que nos hacen sentir placer.
Al poco tiempo, la persona se vuelve a sentir mal, de nuevo con ansiedad, ¿por qué? Porque la causa real y principal no se ha solucionado para nada con la comida ingerida y además se le añaden los posibles sentimientos de culpabilidad, vergüenza y remordimientos por el acto anterior que ha servido para poco o nada.
- ¿Resultado? más ansiedad. Y así empezamos de nuevo el bucle…
Causas de la Ansiedad por comer
Ya sabemos que es la Ansiedad por comer, pero ahora vamos a ver cuáles son sus posibles causas:
Mala gestión de las emociones
Las emociones son vitales en nuestra vida, pero hay una gran tendencia a reprimir y esconder las emociones llamadas “negativas” como la tristeza, la ira o el miedo. Lejos de ser negativas, estas emociones son funcionales y necesarias para nuestro correcto funcionamiento. En vez de comprender su función y aprender a manejarlas solemos reprimirlas y por ello, “florecen” en forma de impulsos incontrolados y gran malestar. Como hemos visto, una de sus manifestaciones es la Ansiedad por comer y el famoso ATRACÓN.
Baja autoestima
Las personas con baja autoestima se suelen sentir muy insatisfechas consigo mismas. Por este motivo, cuando les invade la incertidumbre y la sensación de vacío procuran llenar este vacío, muchas veces, con la comida u otras conductas aún más nocivas como el consumo de alcohol y drogas.
Entender la comida como exclusiva fuente de placer
Cuando la vida no nos satisface o tenemos una actitud muy negativa ante nuestras vivencias, la comida puede convertirse en exclusiva fuente de placer. Sin embargo, cuando solamente encontramos el bienestar a través de ella nos podemos encontrar ante un callejón sin salida, pues satisfacernos con la comida se convierte en algo “fugaz y esporádico” que jamás suplirá nuestras verdaderas necesidades de cambio.
Exceso de autocontrol
Muchas veces queremos controlar nuestra forma de comer o modificarla en exceso. Esto suele generar un efecto rebote que nos lleva a consumir de forma descontrolada aquellos alimentos que “queríamos prohibirnos”. La clave en este sentido es cambiar nuestra relación con la comida y para ello te puede ayudar nuestro servicio de PNI (psiconeuroinmunología) y Alimentación.
CAUSAS DE LA ANSIEDAD POR COMER
Cómo combatir la Ansiedad por Comer
Aprender a gestionar la ansiedad por comer no es fácil pues gestionar esos impulsos emocionales requiere de constancia y tiempo. No obstante, te dejamos una serie de consejos para que empieces a trabajar en ello:
Trabaja en tu autoestima
Muchas veces el peso que necesitamos perder no está en nuestro cuerpo, está en nuestra mente. Trabajar nuestra valoración personal, la percepción que tenemos sobre nosotros mismos es clave para lidiar con el malestar emocional. Mejorar el autoconcepto nos ayudará a sentirnos mejor lo que reducirá automáticamente los síntomas de ansiedad.
Identificar las situaciones o momentos en los que aparece el hambre
Seguramente la necesidad de comer venga desatada por algún suceso que nos ha afectado a nivel emocional. Estos sucesos pueden ser desde el estrés laboral, una mala noticia o incluso debido a los cambios hormonales propios del ciclo menstrual.
Si somos capaces de detectar los momentos en los que esta sensación aparece, nos será mucho más fácil preverlos y elaborar estrategias que nos ayuden a evitar la compulsión de comer.
Aprender a gestionar las emociones
Es esencial no reprimir y guardar las emociones negativas, sino percibirlas como señales internas de que hay algo en nuestra vida que debemos cambiar o mejorar. Una buena gestión emocional, en la que encontremos una salida satisfactoria a nuestras emociones disminuirá nuestros niveles de angustia y tensión y por lo tanto nuestra necesidad de comer.
Cuida tu alimentación
Establecer un menú diario de comidas para ayudar a la mente a “saber que está alimentada” es clave para gestionar “los impulsos por comer”. Comer alimentos saciantes y sanos hará que al menos alimentemos de forma saludable el cuerpo y no tengamos mayores repercusiones negativas. En este artículo encontrarás más ideas de Qué comer para combatir la Ansiedad.
Buscar otro tipo de recompensas
Para evitar satisfacernos solo con la comida necesitamos encontrar otras actividades o circunstancias que nos generen bienestar. Al encontrarlas podemos definirlas como recurso para cuando nos sintamos mal: realizando ejercicios de relajación u otro deporte, alguna manualidad, escribir, leer, etc.
Realizar ejercicio
El ejercicio físico moderado nos ayuda a aumentar los niveles de dopamina y relaja la tensión acumulada, por lo que es un aliado esencial a la hora de disminuir lo niveles de ansiedad.
Dormir lo suficiente
Además de aumentar los niveles de cansancio y ansiedad, no dormir las suficientes horas de sueño también tiene un efecto directo sobre nuestro organismo, aumentando los niveles de hambre. Si a esto le sumamos el hambre provocada por la ansiedad, la cual está potenciada por no dormir, volvemos a entrar en un bucle de ansiedad-sueño que no nos beneficiará en ninguno de los aspectos anteriores.
Busca ayuda profesional
Al ser conscientes de que las sensaciones de hambre no son físicas sino emocionales, y que la ansiedad es la gran culpable de que no nos podamos resistir a asaltar la nevera de manera compulsiva, es recomendable solicitar la ayuda de un profesional en psicología que nos ayude a manejar y disminuir los síntomas ansiosos y, por lo tanto, la necesidad de comer. Consulta aquí nuestro Método CRECER para superar la Ansiedad.
Si cuidas de tu cuerpo, cuidarás de tu mente.
Cualquier desajuste emocional o malestar físico puede generarte un gran sufrimiento, llegando a sentirte perdid@ o con incapacidad de recuperar tu bienestar. Acudir a terapia te ayudará a entender y manejar tu dificultad con mayor facilidad. ¡Contáctanos!
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